Un vino mítico, con un indudable potencial de guarda, para disfrutar ahora y en unos años que hará las delicias de cualquier paladar. Distinguido por su personalidad, bouquet y estructura.
Entrada en boca fresca y elegante con un paso sedoso, acidez perfectamente integrada y un tanino envolvente y persistente. Se percibe fruta roja como la fresa. Madera muy bien integrada con esas notas de vainilla, torrefactos y balsámicos propios de una crianza en roble americano.
Ideal para acompañas arroces con caza menor, carpaccio, carne a la brasa y unas chuletillas al sarmiento.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.